En 1984, Uruguay vivió un momento histórico con la recuperación plena de sus derechos democráticos. Por cierto, el periodismo local fue uno de los primeros en ocupar aquellos espacios que el régimen militar había cercenado: la libertad de expresión. El Semanario Rocha apareció por esos años en la zona este del Uruguay y me integré al mismo como colaborador periodístico en la aventura.

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Para mi carrera, esta experiencia tuvo un valor esencial. Desde el inicio de la década sumaba "horas de vuelo" ininterrumpido por el periodismo radial. La prensa escrita, sería un inédito desafío. El clima político y social generaba mucha avidez por el consumo diario de nuevas informaciones. No había un antecedente reciente, tampoco recursos de apoyo, léase como "variadas fuentes de información". Hubo que crear un método de trabajo para cada necesidad. Tener un canal de información de ese tipo, obraba como la exigencia saludable que nos obligaba a superarnos con creatividad y capacidad.

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La civilización nos trajo a este grado de desarrollo gracias a los desafíos que el ser humano ha ido superando en cada etapa de su evolución. En la escala que le corresponde, el periodismo ha tenido su propia evolución a partir de la victoria sobre los retos que la necesidad de informar les impuso a lo largo del tiempo.